Si hay algo que decir acerca de enseñar a los niños, es que es una de las cosas más gratificantes que puedes hacer con tu tiempo. Enseñar atención plena, meditación y yoga a los niños no es una excepción. Hay un sinfín de beneficios de enseñar a los niños las herramientas que pueden llevar consigo durante todo el día. Ya sea en pranayama (respiración yóguica), asanas (posturas para fortalecer y entrenar el cuerpo), o meditación y mindfulness, hasta el más pequeño se lleva algo al final de cada clase. 

La verdadera magia a menudo pasa desapercibida, ya que es un cambio sutil en la forma en que el niño reacciona a su vida cotidiana fuera del salón de clases o del estudio de yoga. A menudo escuchas de un padre cuánto practica el niño lo que le has enseñado en casa. Pero de vez en cuando, si tiene suerte, verá los beneficios de primera mano. El niño florece y abre su corazón al yoga. Puede ser un cambio tan pequeño en ellos mientras ayudan a enrollar el tapete del niño que está a su lado o puede ser tan poderoso como ver a su hijo más inquieto entrar tranquilamente a clase una mañana y escuchar en silencio. 

Qué gratificante es que un estudiante diga que "nunca puede hacer la pose de Cuervo", luego, dentro de dos meses, levanta la mano y, una vez que se le llama, no dice nada, pero con una facilidad constante, muestra su mejor y más largo Cuervo.

Todos estos éxitos (confianza en las asanas, utilización de pranayama, etc.) provienen de la lección de atención plena. Cuando le enseñamos a un niño cómo escucharse a sí mismo, cuando le permitimos sentir exactamente lo que está sintiendo y concentrarse en lo que está intentando, le damos este enorme bloque de construcción para que lo aplique en cualquier circunstancia de la vida. 

La atención plena no es solo un momento de meditación sentada mientras nos sintonizamos con nuestro interior. Los niños pueden comprender la atención plena en muchas formas y a través de muchas actividades divertidas. Existen formas infinitas para aprovechar el concepto de atención plena.

Llevar esta hermosa práctica al caótico mundo de un niño es realmente un regalo. Una de las formas más sencillas de iniciar una práctica sólida de mindfulness es la exploración del cuerpo o técnica de relajación de pies a cabeza. A menudo reservado para el final de la clase, el escaneo del cuerpo va muy bien con Savasana (la postura de quedarse quieto y respirar), pero eso no significa que no se pueda introducir desde el momento en que se quitan los zapatitos. De hecho, el acto de quitarse los zapatitos sería una oportunidad perfecta para acercarse con delicadeza al niño y redirigirlo para que coloque los zapatos en una alfombra o en un área designada de manera consciente para no tirar ninguno de los zapatos de los otros estudiantes. Este primer acto de atención plena puede ser la primera “onda en su estanque” para comenzar los otros actos de atención plena. Acercarse conscientemente a su tapete, desenrollarlo con facilidad y calma, y ​​ser conscientes de su espacio y del espacio que los rodea, dirige sus pequeños cerebros al arte de "observar el aquí y el ahora".

Abrir pranayama con respiración con globo es el favorito de los jóvenes yoguis. Comienzan a disminuir la velocidad, respirando con calma y concentrándose en la entrada y la salida. Pídales que imaginen cómo se ve su globo. ¿De qué color es? ¿Cómo se siente la textura? ¿Es redondo? ¿Oval? Guíelos para que sean conscientes de su respiración de una manera que los alcance a su nivel. Guiarlos a hacer un sonido como el del océano al exhalar puede ayudarlos a mantener su enfoque a través de su sentido del oído mientras imaginan inflar su propio globo especial usando su imaginación. Incluso los adultos pierden el rastro de sus pensamientos, por lo que recordarles a los niños lo normal que es eso y cómo es parte del fortalecimiento de su práctica de atención plena evitará que se sientan abrumados. Después de todo, afinar la conciencia requiere tiempo y paciencia.

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